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martes, 30 de mayo de 2017

Padres con vida propia

 

padres con vida propia

Algunos padres viven en exclusiva para sus hijos. Dedican a ellos todo su tiempo disponible. Son padres a tiempo completo y de jornada “extensiva” que son capaces de sacrificar sus vidas, dejar aparcados sin fecha sus proyectos, renunciar a sus aficiones, anular su vida social, paralizar su desarrollo personal.

Si los padres deciden vivir “esclavos” de sus hijos, pueden acabar por convertir a éstos en sus “amos”. Y esos papeles respectivos ni les corresponden ni les benefician.

Igual que la pareja está compuesta de dos miembros y eso no impide el desarrollo individual de cada uno de ellos, la familia compuesta de padres e hijos, no debe cercenar o sacrificar el desarrollo de unos u otros. Un hijo es un miembro más de la familia. La pareja no puede girar en torno al hijo como si fuese “el centro” o “lo único”. Cuando los padres detienen su propio desarrollo personal para vivir únicamente para sus hijos, dejan de enriquecerse y acaban equivocando su verdadero papel como padres.

El exceso de celo puede hacer que se pase de la abnegación a la autonegación. Si los padres justifican su relación sólo en la educación del hijo, olvidándose de su propio crecimiento personal y de mejorar y cuidar su relación de pareja, no es de extrañar que ésta acabe viéndose afectada. Y continúa viviendo en el hogar, tal vez lo haga cuando llegue el momento de que éste se marche. Los padres pueden entonces acusar muy negativamente este síndrome del “nido vacío”. Se quedan solos, faltos de los que ha construido su motivación y único objetivo. ¿Cómo van a canalizar ahora toda esa energía que se asignaba por completo a los hijos?

Usted debe recordar que no solamente es padre o madre. También es una persona. Y, por supuesto, no puede vivir esclavizado a su hijo. Los hijos deben recibir la necesaria atención, no solo material sino también emocional, pero también necesitarán su propio espacio, su autonomía, su independencia. Vivir únicamente por y para ellos, haciéndoles sentirse poseedores de unos padres en exclusiva, no es ni razonable ni conveniente.

Usted tiene derecho a ser feliz cada día, a compartir y disfrutar con su pareja, a tener su propia vida y sus amigos, a disponer de un tiempo personal exclusivo. No olvide que unos padres que no enriquecen también sus propias vidas pueden encontrarse faltos de capital personal y emocional con el que poder a su vez enriquecer la de su hijo.

Fuente: Libro “Educar sin gritar”

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